viernes, 24 de septiembre de 2010

Poema: Metropolis

METROPOLIS

Las linternas se encienden.
Mágica luz que se mezcla con la ansiedad de los hombres.
Pasos oscuros sobre pavimentos usados,
repugnante como la vida misma,
y no acaban de cesar los gritos desesperados de la gran urbe.
Metropolis,
como solo tu sueles ser,
tus rincones están llenos de ratas vagabundas,
las prostitutas en tu barrio
patrullan delante de los infelices.
Latas oxidadas resuenan en los callejones sin salida.
¿Quién eres? ¿Dónde estas?
¡Estoy solo ante la fluidez de las palabras!
¡Metropolis!,
como yo te siento,
no me rindo ante tus peligros civilizados.
Solo quiero, busco, anhelo, deseo, desespero
por tu perfume metálico y de caucho,
avanzo imparable y sin duda hacia tus labios.
¡Metropolis!,
te convertiste en femenina,
asesinas multitudes de indecisos
que no se resisten a tus leyes callejeras.
Solo poetas y soñadores,
los que nada tienen que perder,
circulan por tus amores.
Vida, eres vida venenosa,
en cada momento me recuerdas mi odio por ti,
esa realidad que aplicas con tanta eficacia.
Bailo enamorado,
fuerte y salvaje,
Africa y el Waltz dentro de mi complicada fuga,
las cadenas de cristal se rompen.
¡No soy tuyo, ni te pertenezco Metropolis!
¡Libertad!
¡Llueve naturaleza!
Truena, sopla,
ayúdame contra lo sintético e inventado.
Soy universal, no urbano,
Cosmopolitano a distancias de tu basura diaria.
Guarda mi lágrima ciudad,
piensa en la razón de mi enfrentamiento,
en lo que pude ser para ti,
quizas un amor,
y en lo que yo intente no ver en ti.
Adiós Metropolis,
tragedia persistente.


©Avaherz

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